domingo, 8 de abril de 2012

Tan verde que no podía recordar...

Empezó siendo un pequeño puntito verdes brillante en la esquina, podía verlo perfectamente desde la cama, ahí estaba, al fondo de la habitación, cada vez iba haciéndose más grande, no podía dejar de mirarlo, había bebido demasiado y al intentar incorporarse todo daba le daba vueltas.
¿Qué era aquello? Pensó que quizás un ser de otro planeta que venia a contarle como terminaba la historia…”Tienes que dejar las drogas”  pronunció en voz alta, no recordaba ni que había tomado aquella noche.
Quizá era culpa de aquella pastilla, “Quién me mandaría tomarla… No me sientan bien, tanta droga de diseño y tanta gilipollez, donde esté lo natural”
Aquella luz verde cada vez estaba más cerca y cada vez era más verde. Le recordaba a algo, pero no sabía exactamente  a que, ya había visto ese verde en otro lugar, un verde intenso, un verde extraño…Cada vez lo inundaba más todo.
“APÁGATE” gritó… Solo quería dormirse, pero aquella luz le enganchaba, era una sensación extraña, una mezcla entre querer pasarse todo el tiempo posible mirándola fijamente, pero por otro lado una angustia de saber que no le estaba haciendo ningún bien, aun así por mucho que quería no era capaz de cerrar los ojos o apartar la vista de ella.
En unos segundos ese color llenó cada rincón y él perdió el conocimiento.

Se despertó a la mañana siguiente, en la habitación todo estaba de lo mas normal, parecía que allí nunca había pasado nada, lo recordaba tan real, se acerco al punto donde había comenzado la luz en el suelo, había un trozo de papel en el que podía leerse “feliz fin…” el resto era inteligible… pero era su letra “¿Qué cojones sucedió aquí anoche?”

No entendía nada, pero sabía que había sucedido ¿o no? “Tienes que dejar las drogas, aunque eso ya lo pensaste ayer capullo” La idea se esfumó rápido, si no fuera por ellas nunca hubiera vuelto a ver nada igual. En ese momento recordó donde había visto antes ese color… sus ojos, su letra…

Saco la hierba del cajón y comenzó a liarse un canuto, “desayunemos, ya las dejaré mañana, cuando todo vaya mejor, total que daño me puede hacer un poco de verde, las mejores cosas lo son…”

domingo, 1 de abril de 2012

Cállate y se realista...

-Días, la vida es cuestión de días, nunca son iguales y casi nunca puedes acertar 100% con lo que va a pasar cuando lo planeas metido en la cama.
Es la historia de ese martes cualquiera, que ya alguien escribió y que terminaba sin semejanza alguna a lo que prometía en las primeras horas de la mañana… Fue una buena historia, sin duda, quizá el que era bueno era el escritor o quizá ambas cosas, no lo sé.
Da igual, lo que te decía. La diferencia entre un buen día o un mal día puede deberse solo a una palabra que querías o no querías escuchar, las diferencias a veces las crean cosas tan pequeñas, otras veces no, también las crean cosas gigantes.
Es como salir a la calle para ir a tirarte a un parque, tomar un café y escribir un rato, y en ese trayecto chocarte con un atractivo hombre de unos cuarenta años, que tu carpeta se caiga y todo su contenido quede esparcido por el suelo y al estar los dos recogiéndolo resulte que ese hombre es un alguien importante de una famosa editorial y le llama la atención el titulo de la novela que estás escribiendo y sin saber cómo, estás hablando con él sobre ella y terminas guardando su tarjeta en la cartera, tarjeta que te da para que le mandes una copia cuando termines de escribirla. Y así unos cuantos meses después estás en alguna pintoresca librería firmando ejemplares de “Cállate y se realista”

-Cállate y se realista, los días no pueden cambiar tanto.

-O sí…