Llovía de tal manera que el ambiente estaba borroso y no pudo distinguir bien la silueta que tenía a pocos metros, podría haber sido mujer, hombre, un animal, incluso un arbusto zarandeado por el viento.
La calle estaba oscura y un escalofrió recorrió su cuerpo cuando vio que la sombra se detenía, no supo si era sexto sentido o simplemente el miedo apoderándose de ella, pero fue disminuyendo el ritmo de sus pasos y comenzó a notar como su corazón se encabritaba cada vez más.
“Tranquila no es nada, seguramente alguien paseando al perro que se ha parado a esperar” pensó mientras continuaba caminando lentamente y arrepintiéndose de tener esa manía de elegir siempre el camino más oscuro y menos transitado para volver a casa sola.
De pronto la figura volvió a caminar y esta vez en dirección a donde ella se encontraba, al ver eso freno en seco, su miedo aumentó, y dijo un “Hola” con la voz temblorosa, no obtuvo respuesta y la reacción fue girarse y acelerar su paso en dirección contraria.
Podía escuchar las pisadas de la persona que tenía detrás, se giró, la lluvia había estaba dando un poco de tregua y pudo distinguir con más claridad la figura de un hombre alto y corpulento vestido completamente de negro con una gabardina que le cubría hasta los pies, cada vez iba más rápido. De pronto escuchó un “Espera un momento” la voz a su espalda sonaba grave, como la de alguien que su dieta solo incluye tabaco y whisky incluso en la hora del desayuno. No aguantó y echo a correr, notó como él hacía lo mismo mientras decía algo que no pudo escuchar a causa del pánico que se había adueñado de su cuerpo en ese momento.
Corrió tan rápido como pudo, dobló la esquina de la calle con la esperanza de al hacerlo, chocarse de frente con alguien al que poder pedir ayuda, no hubo suerte esa vez, siguió corriendo y se dio cuenta de que un había un callejón, al entrar en el y comprobar que no tenía salida decidió agacharse detrás de unas cajas y algunas no cosas más que estaban abandonadas a su suerte en la basura. Se sentó procurando estar lo más en silencio posible y tratando de calmar su respiración y su corazón.
Podía oír al hombre, como llegaba corriendo, cada vez con menos velocidad hasta que paró a poca distancia de donde se encontraba. Ella podía verle gracias a un pequeño hueco que había entre los dos montones de cajas. Aguantó la respiración esperando que el hombre se cansara y decidiera marcharse, entonces le oyó decir gritando:
-“Perdona por asustarte, no era mi intención, si me escuchas sal, tengo tu teléfono se te ha caído y lo he recogido”
Metió las manos en el bolsillo de la cazadora, su iPhone no estaba ahí ¿Había huido de alguien que solo quería devolverle su móvil? Pensó durante un segundo, mientras se aseguraba de que el teléfono no estuviera en ningún otro bolsillo que no recordara haberlo metido, al comprobar que era cierto, asomó la cabeza tras las cajas y con una voz algo más tranquila le contestó:
-“Perdóname tú, al ser tan tarde e ir sola por la calle me ha entrado el miedo, muchas gracias por devolvérmelo.
Mientras pronunciaba esas palabras fue incorporándose y acercándose a él, que tenía el teléfono en sus manos.
-“No te preocupes, nunca sabes con quien te puedes encontrar, lo entiendo. Te he gritado que se te había caído, pero no me has escuchado”
Se acerco hasta el cogió el teléfono.
-“Muchas gracias, de verdad”
En ese momento todo pasó muy rápido, un golpe, un pañuelo tapando su nariz y boca.
Todo volvió a estar borroso y oscuro,
cada vez más, hasta quedarse en negro,
completamente en negro…